Maradona parece haber dado el golpe de timón para poner un equipo más audaz de cara al debut. Aplaudimos eso, pero no coincidimos en los interpretes elegidos porque pone a jugadores acostumbrados a jugar a otra cosa, como Jonás Gutiérrez porque prescindió de un especialista en el lateral derecho como Zanetti.
Solo faltan 72 horas para que llegue el momento que todos los argentinos esperan desde que Lehman le atajó ese penal al Cuchu Cambiasso en Alemania 2006. Cuatro años han pasado y vaya que pasó agua bajo del puente. Se cambió un técnico (Alfio Basile), recuperó a un ícono (Maradona), perdió a su conductor (Riquelme), entre otras cosas.
El momento ha llegado. La Selección enfrentará a Nigeria hundido en un mar de dudas pero flotando en un oceáno de optimismo. No es para menos, los jugadores que tiene y el aura que envuelve a su entrenador, por quien se espera que, de una buena vez por todas, contagie con su fuego sagrado a sus dirigidos. Pero hasta ahora, en dos años como seleccionador no ha podido hacerlo.
El partido ante los africanos marcará el verdadero parámetro de donde está parado. Un triunfo dejaría al equipo prácticamente clasificado. Otro resultado sería un golpe duro. Aunque tal vez sea un despertador para el equipo argentino. Se verá sobre la marcha. Igual creemos que Argentina es amplio favorita no sólo para derrotar a las Aguilas o ganar el grupo. Si no para acceder al menos a semifinales.
No creemos que Maradona haya hecho un seminario de técnico acelerado. Si no que desde esta espacio, confiamos en las individualidades; la magia de Messi, el potrero de Tevez, la contundencia de Higuain o Milito, la zurda indescifrable de Di María, el liderazgo de Verón, el sacrificio de Gutiérrez o Mascherano, la seguridad de Romero y la solvencia de Demichelis y Samuel. A favor del DT, esperamos que sepa transmitir ese amor a la camiseta –como tal vez nadie nunca supo tenerlo y lo va a tener sobre la albiceleste -y que los muchachos vuelen. También confiamos que el grupo es accesible, y el cruce de octavos si bien será duro, ni México, ni Uruguay, ni Francia, ni Sudafrica son imbatible. Tampoco lo es Alemania el potable rival en cuartos. A partir de semifinales todo puede pasar. Es matar o morir. A esa altura, el equipo debe estar suelto y se debería haber sacado una mochila de encima. Se sabe que en función de equipo, Argentina está por debajo de Brasil, España, Inglaterra o Holanda. Pero la verdad se ve en el verde césped.
El problema es que la Selección está improvisando. Improvisa desde el día en que a Grondona se le ocurrió poner a un DT sin experiencia y sin un cuerpo técnico armado. Y ahora improvisa Maradona. Armó la lista pensando en jugar a una cosa –incluso prácticamente había confirmado la alineación para el debut- con un 4-4-2. Ahora parece haber dado cuenta que tienen individualidades para pensar en más. El problema es que improvisa con Jonás jugando de cuatro, exponiendo a tres centrales lentos (Demichelis, Samuel y Heinze) a sufrir con las contras nigerianas, un volante por derecha como Verón que lejos está de hacerle los relevos a Gutiérrez. Como si esto fuera poco, lo mejor de las Águilas Verdes está por ese sector ¿Sabrá Maradona que el lateral izquierdo, Taiwo, esta catalogado como el Roberto Carlos africano? ¿O que Odemwigie u Obinna se van a juntar en la espalda de Jonás, y podrían sacar a pasear a Demichelis, tal cual hizo Milito en la final de la Champions? Estos son simplemente conjeturas, creemos en las individualidades y que los nigerianos demuestren en la cancha porque sufrieron tanto para clasificarse. No va a ser fácil. Pero se puede sortear el experimento. Más allá de que Zanetti y Cambiasso, dos jugadores que podrían solucionar esos problemas -el Pupi en su puesto natural y Cambiasso como tapón, corriendo a Mascherano a la derecha del mediocampo-, van a ver el debut desde el living de su casa.
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