lunes, 14 de junio de 2010

Candidata como siempre

El debut de Alemania fue auspicioso y prometedor. El equipo dirigido por Joachim Low le dio una lección de fútbol a Australia y lo aplastó por 4 a 0.

El mayor pecado que puede tener haber en el fútbol es dejar de lado a Alemania y no tenerla en cuenta. Aquella pálida imagen en ese amistoso de marzo ante Argentina no parece ser la mejor versión germana pese a que se repitieron siete de los once titulares de dicha noche fría de Munich.
En este debut mundialista, los germanos demostraron porque se clasificaron caminando al Mundial y porque son los subcampeones de Europa. Tiene un equipo joven ya que ninguno de los mediocampistas supera los 26 años. Ozil, quien se movió como una especie de enganche, dio muestras de una calidad destinada a ser un grande. Muller y Podolski por afuera picaron y picaron. ¿Y que se puede decir Klose? El delantero, con el segundo tanto de la goleada ante los australianos, llegó a once gritos en Mundiales y está a cuatro de superar a Ronaldo como el máximo artillero en Copas del Mundo.
Shwesteiger, en una versión mucho más defensiva que hace cuatro años, y Kedira se repartieron la mitad de la cancha respaldaron al cuadrado de arriba.
De estos seis jugadores, a los que se le agregó Lahm casi permanentemente en el circuito ofensivo, solo uno, Khedira, faltó contra el equipo de Diego Maradona en aquella exhibición. En su lugar había estado Michael Ballack. Tal vez con el correr de las prácticas y amistosos, el DT logró darle un gran vuelo al equipo. O ese día ante el cuadro albiceleste, tuvieron un mal día. En Durban, ante Australia, al equipo de Joachim Low se lo vio aceitado y con un gran volumen de juego.
El primer tanto llegó tras una combinación por derecha de Ozil y Muller, quien tiró el centro atrás para el fusilamiento de Podolski. Luego Klose le puso la cabeza a un brillante centro de Lahm. El tercero arribó tras una gran definición de Muller. Por último, Ozil asistió a Cacau para poner cifras definitivas.
El rival tal vez no sea la medida justa. Al combinado de Oceanía le faltó Kewell y su otra figura, Cahill, se hizo echar tontamente al comienzo del complemento. Pero en un Mundial, en el cual todos los partidos son parejos, ganar por cuatro goles no es fácil. Mete miedo. Más allá de que Argentina ya haya demostrado que puede ganarle.

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