Eslovaquia se dio el lujo de eliminar a la República Checa y se dio el gusto de meterse en el Mundial. Hamsik, figura del Napoli italiano, es su principal figura rutilante de un equipo férreo que luego se desplega en la faz ofensiva.
La vieja Checoslosvaquia tuvo grandes actuaciones en Mundiales. Recordemos la paliza que le dio a Argentina en Suecia ´58, la final cuatro años después y los cuartos de final en Italia´90. Tras la fragmentación, parecía que la “mitad buena” había quedado del lado de la República Checa. Pero para este torneo, Eslovaquia dio el golpe y se aprovechó de la transición que viven en su ahora vecino.
Independiente, los eslovacos van por su primer Mundial. Como debutante, su objetivo tiene que ser pasar de ronda. No es una locura más allá de la incógnita que puede representar para el gran público pero una victoria en el debut ante Nueva Zelanda puede acomodar al seleccionado para dar el golpe.
Su estrella es Marek Hamsik, un talentoso volante que la descose en el Napoli de Italia. De su nivel depende gran parte de las posibilidades de este combinado para pasar de ronda. Deberán ayudarlo la dupla de delanteros compuesta por Sestak y Vitek, más el acople de los “alas” externos Weiss y Stoch, dos jóvenes promesas de apenas 20 años cuyos pases le pertenecen a colosos del fútbol inglés como el City y el Chelsea, respectivamente.
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