lunes, 30 de agosto de 2010

Un monstruo de dos cabezas


Boca se recuperó ante Velez y le ganó inobjetable por 2 a 1. Justo una semana después de mostrar una imagen deplorable ante All Boys. De esta manera, el cuadro de Borghi no solo se tranquiliza sino que demostró que se puede prender pero deberá encontrar una regularidad y no demostrar sus dos caras.

¿Puede un equipo mostrar dos caras en una semana? Si, lo puede. Pasar un equipo sin alma a demostrar puro corazón para regalarle a su entrenador, Claudio Borghi, ante uno de los mejores conjuntos del fútbol argentino como Velez tras perder ante un combinado recién ascendido. Boca, un gigante que estaba dormido se despertó, y mostró que tiene dos cabezas.
Tras la pálida imagen brindada ante All Boys, el Bichi se metió entre la espada y la pared diciendo que podía abandonar el cargo. Pero sus dirigidos demostraron un compromiso con su entrenador peleando cada pelota como si era la última. Y sorprendieron a un Velez que por momentos se vio superado como hace mucho no le ocurría.
No se equivoca Borghi cuando decía que el problema era del medio hacia delante y no la línea de tres. Los goles que le habían convertido fueron por errores puntuales de sus jugadores o pelotas paradas. La dificultad era la falta de profundidad que tenía Boca y no podía abastecer el doble 9. Viatri cada día juega mejor pero Palermo está mas lento que nunca. Sin embargo, el máximo goleador de la historia del club merece que el crédito quede abierto. Entonces el problema era quienes los acompañaban. Clemente ocupando uno de los carriles mejoró notablemente y una mención especial a Pochi Chavez que le había dado una energía positiva el ratito que jugó ante los de Floresta y ante el Fortín condujo al equipo.
Hace mucho tiempo que el Xeneize no da una imagen tan buena sin la presencia de su armador, Juan Román Riquelme. Ahora deberá demostrarlo ante San Lorenzo y ratificarlo. Demostrar que su verdadera cara es la que mostró ante Velez –que curiosamente jugó uno de los peores cotejos de la era Gareca-.

domingo, 1 de agosto de 2010

Lo que mal anda, mal acaba


Maradona se fue por la puerta de atrás. No mereció ese manoseo, es cierto. Pero por estas razones está bien que la Selección sea dirigida por otra persona. Clasificación tortuosa, malos rendimientos individuales y colectivas y una eliminación desastrosa producto de sus decisiones incoherentes.

Finalmente, después de muchos rumores, el ciclo de Diego Maradona como Seleccionador Nacional llegó a su fin. Lo paradigmático de todo esto es que no concluyó debido a los malos resultados o el bajo nivel del equipo en muchos partidos, sino por actitudes que el ex capitán tuvo con algunos dirigentes. Sencillamente, impresentable. Impresentable fue el Diego como DT e impresentables fueron las excusas que esgrimieron los dirigentes, con Julio Grondona a la cabeza para no renovarle el contrato.
Lo peor de todo esto es que Maradona no sabe que significa la palabra autocrítica. Cuando le preguntaron si había vuelto a observar la derrota ante Alemania, el ahora ex DT aseveró “No lo vi, ni lo voy a ver”. O ya detectó sus errores o no les interesa encontrarlos. O realmente se cree eso de que los germanos embocaron una pelota parada y después nos liquidaron de contra. Los teutones nos dieron una lección de táctica y fútbol, a que Diego se reúsa a aprender.
Maradona dijo que lo llamaron a apagar un incendio. Pero el no lo apagó, sino que convirtió a la Selección en un infierno, con peleas ridículas y caprichosas con Grondona y Bilardo para pedir por Ruggeri, por ejemplo. “Que era el único entrenador que no podía elegir a sus ayudantes”, cuando fue designado sin tener un cuerpo técnico formado. O su estúpido enfrentamiento mediático con Riquelme, a quien lo criticó públicamente por que no le servía que le vaya a sacar la pelota a Mascherano, cuando el pobre de Messi estuvo obligado a hacer lo mismo en la debacle en Sudáfrica porque no tiene uno que le de la pelota redonda. Esta claro que eso se debió a un pase de facturas, tal vez porque el enganche no le atendió los llamados para hace vaya saber que cosa.
Si la Selección de Basile iba derecho a chocarse, Maradona aceleró y se dio de trompa contra el paredón. Si el equipo sobrevivió fue por ese gol milagroso de Palermo ante Peru. Antes, pasó el desastre de La Paz, la derrota como local después de 16 años ante Brasil, las tres caídas libres por Eliminatorias y después de yapa aunque ya estaba clasificada Argentina fue goleada por Catalunya.
Luego llegaron tal vez los peores horrores del DT. Primero la confección de la lista. Por ejemplo, se dice que España juega así porque tiene 7 jugadores que juegan en un mismo equipo, el Barcelona. O sea juegan de memoria. Argentina tenía cuatro jugadores en el Inter multicampeón (Zanetti y Cambiasso no fueron ni al Mundial), y (Samuel, quien podría haber compartido la zaga con Burdisso, justamente un ex de conjunto milanés, pero debió ver como Demichelis era una invitación a que le ganen la espalda constantemente). También la alineación aquel día ante Alemania fue una falencia del entrenador ya que debió haber sustituido a Demichelis o a Di María, de flojos desempeños en todo el certamen, porque Maradona “no se comió el chamuyo de Alemania contra Inglaterra” y no quiso alterar el andamiaje de un equipo que ya chorreaba aceite. La frutilla del postre fue la demora de los cambios.
Maradona seguramente solo vera el vaso medio lleno que indica que la Selección por primera vez en veinte años llegó entre los cinco primeros. Pero hay que ver el contexto, no enfrentó a rivales de envergadura y nunca estuvo cerca de llegar a semifinales, como si estuvo el equipo de Pekerman, cuatro años atrás cuando quedó a diez minutos de clasificarse a costa ni mas ni menos que del anfitrión. O el mismo conjunto de Passarella que fue eliminado a dos minutos del final en Francia ´98, ante Holanda.
La alevosa caída ante Alemania dejó en evidencia cuanto le falta a Diego para ser un DT, hecho y derecho. Armó un equipo partido y largo, con muchas grietas. Apostó por las individualidades cuando no había una estructura que lo sostenga.