miércoles, 31 de marzo de 2010

Solo un espejismo

La victoria ante River no sirvió de nada para Boca. Bastó una garrafa de Chacarita para que volvieran a los fantasmas para el equipo de Alves, tanto en lo futbolístico como en la coyuntura interna, como la pelea insoportable entre “el malo” de Riquelme y “el buenudo” de Palermo.

“Ojala siempre jugáramos contra los equipos con remera Roja y Blanca”, es una frase que se podría haber escuchado en cualquier bar o casa, entre hinchas de Boca. Pero no. Esa frase salió de los labios de Abel Alves, el DT Xeneize, que en apenas horas pasó a ser un cadáver futbolístico en ser un gran declarante cuando la victoria le hace un guiño. Pero esa alegría se esfumó en menos de un parpadeo. Y la pelea interna retornó a la luz.
A Chacarita le bastaron menos de diez minutos para que los fantasmas volvieran a azotar a Boca. Desconcentraciones como el primer gol, errores garrafales en el segundo tanto, sumado a la expulsión en la jugada del penal tiraron por la borda todo lo bueno y la tranquilidad cosechada 72 horas ante el rival de siempre.
Los problemas Xeneizes parecen producto de cuestiones anímicas y físicas que futbolísticas, más allá de la inaptitud de algunos jugadores y del entrenador. Sólo así se explica que este equipo haya vencido inobjetablemente a un conjunto de las dimensiones de Lanus, haya estado a punto de vencer a Estudiantes y Vélez, y que luego pierda sin objeciones ante Tigre, Racing y el Funebrero –en el último fin de semana-. Y que haya superado a River, por momentos caminando, porque daba la impresión de que no quiso hacer más goles. O sea parece que estos futbolistas juegan cuando se le antoja. Y por eso parece que la interna sale a flote. Da la sensación de que si olvidase de eso, el equipo estaría al menos varios puntos arriba de los flaquísimos once puntos cosechados hasta el momento.
Ante esta situación, las miserias internas salen de la alfombra. La pelea entre Juan Riquelme y Martín Palermo ponen a uno como más villano que Bin Laden y Videla juntos, y al rubio atacante como Shirley Temple. Porque cierto sector de la prensa –justo un grupo muy ameno al entrenador de la Selección-se empecina en demonizar a Riquelme y a santificar a Palermo. Y la verdad, cansan. Esta clarísimo que no es ni una cosa ni la otra. Roman se peleó con varios técnicos en su carrera: Pellegrini, pero Palermo también dejó el Villarreal por una pelea con el entrenador. Poco dicen que el atacante se negó a jugar en el clásico de verano o cosas así.
De cualquier modo, está claro que nadie es indispensable pero futbolísticamente Román está por encima del máximo goleador del profesionalismo del club. Porque el Titán tiene un reemplazante que da garantías, goleador en la última estrella Xeneize; Lucas Viatri. Y sacarle a Boca, al 10, hoy por hoy, es casi inpensado porque no tiene reemplazante dentro del plantel, ya que Federico Insua se va cuando termine el préstamo.
Sin embargo, ambos futbolistas demuestran que pueden convivir adentro de la cancha. A veces, se buscan uno a otro. Si hay que remitirse a las pruebas, el gol de Palermo a Vélez es un fiel espejo de ello o sin ir más lejos, las situaciones en las que Roman estaba en buena posición para marcar en el superclásico pero optó para que Martín marcara su tanto número 219.
Lo cierto es que Boca puede dejar que sus dos ídolos se vayan por la puerta de atrás. O va a intentar la reconciliación para que se despidan con honores. Ante este panorama, la única solución sería el regreso de Carlos Bianchi o un ex compañero de estilo conciliador como Diego Cagna o Jorge Bermúdez, que pueda hacer que se unan o que se saquen la ropa sucia afuera de una buena vez.

martes, 30 de marzo de 2010

El Quinteto de la Muerte

La recta final del campeonato ya empezó, mientras el Rojo y alguno más pelean arriba, la lucha por permanecer en Primera parece más apasionante todavía. Racing, Central, Gimnasia, Chacarita y Atlético Tucumán sueñan con salvar la categoría.

Ocho fechas separan a dos equipos del infierno, que sería el descenso, y a otros dos del purgatorio que sería jugar la Promoción, con un equipo de la Primera B Nacional. Un solo de estos cinco conjuntos respirará aliviado una vez terminado el campeonato y ahora comienza algo así como un Pentagonal ya que la discusión parece reducida a Racing, Rosario, Gimnasia y Chacarita. Godoy Cruz, Arsenal y Huracán aparecen más aliviados y su presencia n la máxima categoría parece garantizada por una temporada más.
La Academia de Avellaneda se había reforzado para pelear por el título. Pero la irregularidad no sólo motivó a dejar esos sueños para otro momento, sino que hasta obligó a un cambio de entrenador. Miguel Russo sustituyó a Claudio Vivas, y el combinado albiceleste demostró una tenue mejoría y salió de la zona de Promoción.
Una situación parecida quiere vivir Rosario Central, que acaba de modificar su entrenador: Leonardo Madelon es el reemplazante de Ariel Cuffaro Russo y justo ante Boca buscará empezar la levantada. Los rosarinos están a solo dos puntos de Racing, así que el sueño de quedarse es posible.
Gimnasia había arrancado bien con triunfos importantes como ante Estudiantes pero luego su nivel decayó y sigue teniendo el peor promedio de los equipos que dividen por tres temporadas. Su situación sigue siendo comprometida y espera que no se levanten los recién ascendidos.
Por su parte, el Funebrero luego de la paliza que le propinó a Boca vuelve a creer en una remontada final memorable que lo mantenga en Primera. También con una variante de entrenador: Mauro Navas por Fernando Gamboa, el conjunto de San Martín espera encontrar la contundencia que le faltó en los partidos anteriores en los cuales no mereció perder como contra Independiente y Colón.
El último de los protagonistas de esta historia es Atlético Tucuman. El Decano ya tuvo tres orientadores tácticos y la tendencia no se revirtió. No está lejos en los puntos ya que sólo unidades lo separa de Chacarita, sino que su principal problema es el juego, el cual se muestra frío y sin profundidad.
De esta historia ya no participan Godoy Cruz y Arsenal que están haciendo grandes campañas en este torneo, sobretodo el cuadro mendocino instalado en la lucha de arriba. Huracán levantó en las dos recientes jornadas y sólo un desastre futbolístico o una serie de milagros en masa de los ascendidos podría complicar su estadía en Primera.

lunes, 29 de marzo de 2010

Chino Maidana noqueó pero preocupa su técnica

Retuvo por segunda vez el interinato superligero de la AMB y sigue pidiendo enfrentarse al “que sea”

El argentino Marcos René “Chino” Maidana (28-1, 27 KOs) es pura potencia. No es noticia. Parecería que nadie –o casi nadie, excepto el ucraniano Andreas Kotelnik, su único vencedor– puede evitar sucumbir ante sus pulverizadores puños ¿Pero… alcanza sólo con apostar “un pleno” al nocaut para ganar siempre en el primer nivel mundial?

Víctor “Mermelada” Cayo, dominicano, de 24-0 (16 KOs) por entonces, le hizo buena pelea al noqueador santafesino. Pero hasta que su cuerpo aguantó. No más allá del sexto round, claro. Maidana lo ultimó con preciso gancho al cuerpo y sumó así la segunda defensa de su faja interina de la Asociación Mundial (AMB), en las 140 libras. Fue anoche y en las Vegas –en el Hard Rock Hotel–. A lo grande. Como se está acostumbrando el argentino.

Sin embargo, hay una “luz roja” –o al menos “amarilla”– que se enciende. Sí. A pesar del éxito, del nocaut, de entretener y de gustar (sobre todo a los fanáticos de los pegadores), hay un problema en Marcos René. Y es su inestabilidad en el progreso de su técnica. Es decir, la dificultad de defenderse cada vez mejor y atacar con más estilo y calidad. Y atención: si bien el talento es innato en un boxeador, la técnica, la escuela, la esgrima, se aprenden y mejoran en el gimnasio.

Fue una versión de Maidana el que cayó por puntos ante Kotelnik, otro diferente –mejorado, eso por seguro– el que sacó de combate a Víctor Ortiz y nuevamente otro –que involucionó notablemente– el que demolió al dominicano Cayo. Tiene altibajos, “Chino”. Y en la cúspide del boxeo, como apunta siempre estar el pupilo de Miguel Díaz, no se puede titubear. Pero argentino no quiere defensas fáciles. No le sirve sumar y sumar. No desea esquivar rivales, sino enfrentarse a los mejores. “Al que sea”, dice él. Por suerte, tiene un punch aniquilador y por eso gana, a veces sin brillar. Ah, también, tiene un corazón enorme –vaya si lo probó– que lo hace ir siempre al frente.

Maidana puede mejorar. Lo ha hecho. Y sino, fíjense el gancho implacable en la boca de estómago que puso a Cayo –doblado, muy dolorido– sobre el tapiz por cuenta de diez y más también. Fue un golpe de trayectoria perfecta. No fue un boleado. No fue un “Ave María” y que sea lo que Dios quiera. Pero recibe mucho. Su defensa es muy permeable. Y ante un fajador, pudo haberle costado muy caro.

Si logra no desesperarse nunca en acción. Si entrena y sigue al pie de la letra las indicaciones y las enseñanzas de su entrenador (muy importante sería que no lo cambiara más) y mejora su boxeo, tanto en el gimnasio como en pelea, Argentina tiene para rato a su mejor exponente. Y será muy difícil que lo derroten. Porque ya demostró que es ganador y noqueador. No le afecta pelear en Estados Unidos. No se amilana ante las figuras. Puede caer y más de una vez pero se levanta, se recupera y noquea. No elude a nadie. Es decir, tiene lo que tiene que tener un campeón: querer siempre ser el mejor.

Por: Renato Gulli

jueves, 25 de marzo de 2010

Ultimo serás vos

Boca salvó el semestre al ganarle a un paupérrimo River por 2 a 0, con dos goles del chileno Medel, quien luego se fue expulsado, y dejó a su tradicional rival colista en la tabla de los promedios para la temporada que viene.

Se habló mucho en la semana previa del superclásico. Que River quería dejar a Boca último, pero para eso debía esperar el milagro de que Atlético Tucumán le gane a Estudiantes. Un dicho que no sirvió de mucho, solo para despertar al equipo de la ribera y unirse en post de la victoria.
El domingo se empezó a jugar el clásico bajo un diluvio que provocó la suspensión. Un nuevo papelón de la dirigencia de Boca, que no sólo juega con el prestigio del equipo sino que también con el de La Bombonera. En esos 10 minutos, el Xeneize demostró que quería ganar el clásico y la visita quería contragolpear.
El miércoles salió el sol. Pero sólo para Boca. Porque con la cancha seca, el local que tiene un equipo con mejor pie tenía las de ganar. Y a River se le nubló la cabeza. Poco había pasado en los primeros minutos cuando previsiblemente, el partido se abrió con una pelota parada. Gary Medel, en posición muy dudosa, empujó un centro de Riquelme y encendió el delirio de La 12.
El plan de Astrada; controlar el cotejo sin necesidad de asumir la responsabilidad duró un suspiro. Con la desventaja, se le cayó la estantería. Gallardo no da más –sin embargo fue de lo mejorcito- y el resto de los jugadores de la mitad de la cancha para arriba los superó el marco –Funes Mori, Canales y Rojas-.
Lo de Boca lejos estuvo de ser brillante. Le faltó profundidad, ya que no tuvo muchas situaciones, solo un par de remates de Palermo y Riquelme, que se fueron cerca. La chance más neta –aparte del tanto del chileno, claro está- fue una increíble masita que Funes Mori le obsequió a Javier García.
En el complemento, Boca salió decidido a pisar a su rival caído. A terminar de agrandar la herida para que no se levante. Y rápidamente llegó el golpe de knock out. Roman abrió para Monzon, que tiró un caño y tiro el centro atrás, que Gaitan dejó pasar para que otra vez Medel, ahora a la carrera, fusilara a Vega. De esta manera, el chileno, en su primer clásico como titular, marcó la misma cantidad de goles que su compatriota Salas en toda su carrera.
Ahí terminó el partido porque River se entregó mansamente a la derrota, más allá de alguna revolcada que obligó hacer al arquerito Xeneize. Y Boca bajó la persiana, sólo le faltó la frutilla del postre del gol de Palermo que lo convierta en el máximo goleador de la historia del club. Pero eso es otra historia. El Superclásico dejó a un vencedor inobjetable. Y ahora la crisis volvió para el barrio de Nuñez que arrancaría último en los promedios de descenso de la próxima temporada.

BOCA 2: Javier García 8; Muñoz 7, Luiz Alberto 6, Bonilla 6, Monzon 7; Medel 8, Méndez 7, Gimenez 6; Riquelme 8; Gaitan 6 y Palermo 6 DT: Abel Alvez
RIVER 0: Vega 5; Ferrari 4, Ferrero 5, Cabral 3, Díaz 4; Almeyda 5 (Afranchino 5), Ahumada 4, Rojas 4 (Pereyra 4); Gallardo 5; Canales 4 y Funes Mori 3 DT Leonardo Astrada
Goles: Medel (BOC)
Amonestados: Mendez, Bonilla (BOC); Almeyda, Gallardo (RIV)
Expulsado: Medel (BOC)

domingo, 14 de marzo de 2010

Rojo de angustia

Independiente no para de ganar pero también no para de sufrir. Su as de espalda no es ni Silvera ni Piatti, su andar victorioso se basa en las actuaciones de su arquero Adrián Gabbarini, quien contra Chacarita fue otra vez figura y por cuarto partido consecutivo mantuvo la valla invicta.

Cuando el equipo dejó el invicto hace cuatro partidos, en la cancha de Velez, ante el muletto del conjunto de Ricardo Gareca, con un 0-3 rotundo, parecía que Independiente se caía. O que no le iba a dar la talla para pelearle el torneo al Grupo de los Seis Chicos pero no tan chicos: Estudiantes, Banfield, Newell´s, Lanus, Colon y el elenco de Liniers-, quienes vienen dominando los últimos torneos.
Pero todo cambió en menos de veinte días: Tres victorias en ocho días. Dos por 1 a 0 ante Racing y Tigre, y un 2-0 ante River, pusieron a los de Américo Gallego como puntero del certamen. Liderazgo que se fortaleció con la victoria ante Chacarita también por la mínima diferencia.
El Rojo gana y gana. Pero lejos está de los grandes equipos que tuvo la institución. Si se lo compara con el último Independiente campeón, nada tiene que ver. Salvo, claro está, que el entrenador es el Tolo y el goleador es Andrés Silvera. Los atributos que tiene este combinado es otro. Una sólida defensa, en la que se destaca su joven arquero Adrian Gabbarini y el resucitado Eduardo Tuzzio, y cuando llega lastima. En su último compromiso, ante el Funebrero, marcó un gol en los primeros minutos y después lo defendió a muerte.
Recién estamos llegando a la primera mitad del certamen, pero con Estudiantes, Velez y Banfield a full en la copa; Lanús, Newell´s y Colon lejos y con los otros grandes en otra cosa. El Rojo parece como un claro favorito. No gusta. Pero gana. Contra el combinado del Negro Gamboa, el de Avellaneda demostró que no se tambalea en la punta y que los partidos chivos los pasa tranquilo. El fixture que se le viene no da mucho miedo. Ya jugó dos clásicos y los ganó. Los otros dos que le faltan ante San Lorenzo y Boca, los tiene en su remodelado estadio “Libertadores de América”, reducto que parece una fortaleza ya que desde su inauguración sólo perdio un encuentro. De esta manera, la vida le sonríe a Independiente, claro que todavía falta mucho y no todas las tardes o noche lo va a salvar o su portero o el olfato goleador de Silvera.

jueves, 11 de marzo de 2010

Fuera de Orbita

Boca sigue sin enderezar el rumbo. El equipo no responde y el entrenador no sabe donde está parado. Tras la derrota ante Racing, el Xeneize casi se despidió del campeonato cuando recién van ocho fechas.

“La culpa no es del chancho es del que le da de comer”, dice un refrán que cabe a la perfección para describir la situación de Boca. Porque si bien el entrenador Abel Alves es una máquina de coleccionar desaciertos, el error principal es de la dirigencia que obligó a la salida de Alfio Basile y Carlos Bianchi, pero su obra maestra de terror fue poner a un técnico con experiencia cero en el armado de un equipo de Primera y sin la espalda ancha para soportar tantas frustraciones.
¡¿En que pensaban los dirigentes en poner a un DT interino…por seis meses?! Seguramente no les importaba regalar un torneo y manchar el nombre de la institución que si no mejorar terminar como su pariente lejano: River, último en un torneo y peleando la Promoción.
¿Era muy difícil conseguir un técnico para hacerse cargo del equipo? Diego Cagna, Miguel Russo o algún viejo ídolo olvidado podrían haber suplantado al Coco, con más margen de error que el prácticamente desconocido Alves, que sólo dirigió a juveniles.
Pero el DT no para en cometer errores u horrores. Primero, el club gasta mas de dos millones de dólares en un volante central, Jesús Mendez, y él se empecina en ponerlo de ocho y quemarlo. Segundo, lo mismo ocurrió con Prediger, un cinco actuando de volante por derecha. Tercer, un carrilero o lateral, Medel, metido en el medio. Cuarto, cambia y cambia en los entretiempos y el resultado es el mismo. Quinto, en vez de intentar cerrar el partido ubicando en cancha a Mouche por el lesionado Gaitan, dispone el ingreso de Rosada para armar una defensa de cuatro volantes centrales en la primera fecha ante Argentinos. Sexto, empatando en cancha de Boca 0 a 0 con Atlético Tucumán saca a Martín Palermo. Séptimo, le faltó muñeca para realizar una variante y detener o enfriar la embestida de Vélez. Octavo, las modificaciones llegaron para el otro partido, todo el medio campo fue retocado de cara al duelo ante Racing, incluso el Pochi Chavez, quien había sido el jugador más regular –y la rueda de auxilio más importante para Riquelme- de los últimos tres duelos.
Los jugadores tampoco ayudan. Roberto Abbondanzieri dejó el club a la primera de cambio y sólo soportó ir una vez al banco, antes de irse a jugar al Internacional de Porto Alegre. Hugo Ibarra ni siquiera acepta su mal desempeño y no quiere sentarse con los suplentes.
Los errores de los jugadores no son menores que los del coach. Paletta pifió un cabezazo y dejó al descubierto su zona, en la que se escapó Leandro González en el empate de Estudiantes. Otros compañeros duermen la siesta y dejan habilitados a los jugadores en off side. Los centros al área son casi un penal. Así el equipo, va camino a no entrar en la Sudamericana y se vuelve a complicar un nuevo ingreso a la Libertadores del 2011.

Si es Mayer, es bueno

Tras la victoria del correntino ante el ex top ten Joachim Johansson, Argentina transformó una segura derrota en una sólida victoria por 3 a 2 ante Suecia, que se cristalizó con los puntos obtenidos por el dobles y por Nalbandian en un duro partido de single.

Parecía cosa juzgada antes de empezar a jugar. Argentina, prácticamente abatida, viajó a Estocolmo con las ausencias de Del Potro, Nalbandian y Monaco, esperando un milagro que clasifique al equipo a la siguiente ronda y evitar el repechaje para mantener la categoría. Es cierto que Suecia no era el oponente mas fuerte, salvo Robin Soderling, numero siete del ranking de la ATP, los otros singlistas no eran garantías. Joachim Johansson y Andreas Vinciguerra ya pasaron sus mejores horas. Pero el equipo argentino iba con cuatro debutantes: Horacio Zeballos, Leonardo Mayer, Eduardo Schwank y Federico Del Bonis.
Pero la situación empezó a mejorar con la noticia de la llegada de Nalbandian en la semana con la intención de jugar al menos el doble. El primer día de la competencia el sueño de ganar la serie empezó a encenderse. Tras la derrota previsible de Schwank ante Soderling, llegó el batacazo de Mayer. No tanto desde el ranking por que el sueco Johansson, que no figura ni entre los 200 primeros del mundo, si no que desde el punto de vista histórico. Un novato contra un ex topten. ¿Qué prevalecería el físico del argentino o la experiencia del escandinavo?
La respuesta llegó con el correr del match ya que tras perder el primer parcial, el correntino se agrandó y con el saque como principal arma edificó su primer gran triufo, a los 22 años. En definitiva, fue victoria para Mayer en cuatro sets y el clima se empezaba a despejar de cara al dobles.
El sábado, la pareja argentina formada por Nalbandian y Zeballos no tuvo fisuras. La experiencia de David más el gran partido jugado por el Cebolla, en el que no se notó que era su primer punto en la Davis. En tres sets corridos, el equipo de Modesto Vazquez logró el triunfo para ponerse en ventaja por 2 a 1.
Al día siguiente, Mayer sufrió una derrota dignisima ante Soderling pese a no ganar un set. El correntino ya había cumplido su misión el viernes. Ahora el turno de David, que debía demostrar si había viajado a Estocolmo a jugar o sólo a vender humo. El cordobés demostró pinceladas de su talento pero su físico lo tiene en jaque. Por eso perdió el tercer parcial y tuvo que batallar punto por punto para darle la victoria al equipo. En definitiva, el oriundo de Unquillo venció por 7-5, 6-3, 4-6 y 6-4 a un Vinciguerra que en otro momento de su carrera lo hubiera barrido sin misericordia.
El resultado final pone a la Argentina en cuartos de final en otra serie durísima ante Rusia. Para esta oportunidad, el equipo de Tito recuperaría a Del Potro y a Monaco, lo que sin dudas potenciará al equipo. Pero Mayer y Zeballos escribieron su nombre en la página de gloria del tenis argentino y merecen entrar en consideración.

Mucho más que un paso adelante

Argentina le ganó al subcampeón de Europa, Alemania, por 1 a 0 en un amistoso jugado en Munich y le puso color a su desdibujada imagen de cara al Mundial. Sin brillo, la Selección mostró orden, sacrificio y contundencia.

La Selección empieza a encontrar su identidad. No tiene brillo. O al menos por ahora. Pero parece sentirse más cómoda en la cancha. Lejos de aquel equipo que sufría en cancha de Sudámerica, el equipo de Diego Maradona comienza a encontrar la formula para empezar a soñar.
Claro esa formula no parece estar acorde con el gusto del hincha argentino. Pero llegó el momento de dejar la hipocresía de lado y empezar a gestar un logro importante, más allá de los dibujos tácticos. Algo así como hizo Brasil que se dio cuenta que “el jogo bonito” había quedado obsoleto. Maradona dijo que quería ser la mezcla de Menotti y Bilardo. Esta claro, que pese a las peleas internas, su equipo es más Bilardista que el propio Narigón.
Luego de probar y probar, el DT tiene decidido en jugar con un 4-4-2. Atrás cuatro centrales para estar siempre bien paradito, en el medio el sacrificio de Mascherano y Jonas, más la visión de Veron y las subidas de Di María. A eso se le suma el aporte de los delanteros. En realidad, el aporte de un solo atacante: Gonzalo Higuaín, quien sí juega como en el Real Madrid. Su compañero ofensivo, Lionel Messi, sigue engrosando la deuda interna con la Selección.
La Pulga juega distinto con la albiceleste que con la de Barcelona. Pero el Barsa juega diferente a Argentina. En el Camp Nou, Messi tiene a dos delanteros adelante suyo o en la misma línea, mediocampistas que le devuelven la pelota redonda como Xavi o Iniesta, en la Selección –afuera Riquelme, la Pulga solo puede dialogar futbolísticamente con Verón- y laterales como Dani Alves que siempre pasan adelante. En la Selección eso no ocurre, los laterales no pasan, los volantes apenas suman en ataque y todo depende de si encienden los dos delanteros de turno. Como ocurrió en el gol, Samuel rechazó, la pelota le cayó a Di María que tiró un pase para que se arregle el Pipita y el delantero Merengue definió con sabiduría -con gran ayuda del arquero Adler que demostró que es un queso.
Antes y después Argentina solo pateó una vez al arco. Un remate en el palo de Di María, que cuando se enciende es de lo mejor de la Selección. Pero atrás no tuvo zozobras. Por lo tanto, lo de Alemania fue mucho peor porque no generó ni una sola chance clara de gol. Pero no podemos obviar que el combinado germano tiene un plus adicional que se enciende cada vez que empieza una Copa del Mundo o un torneo importante.
Argentina tiene los jugadores para hacer un buen Mundial. Un muy buen Mundial sin caer en el elogio fácil. Pero son estos mismos jugadores los que estuvieron a punto de quedarse afuera del Mundial, de no ser por aquella aparición salvadora de Palermo. Por lo tanto, hay que tomar todo con pinzas. Pero sin dudas, como estaba Argentina, la victoria en Munich es un paso adelante. En realidad, es mucho más que un paso adelante.