EE. UU. tiene un equipo compacto que puede complicar a cualquier rival. Ya lo hizo el año pasado en la Copa de las Confederaciones, ahora quiere cristalizar su evolución con un gran Mundial.
El soccer cada vez tiene más adeptos en el país del Norte. Y Estados Unidos cada vez evoluciona más y más. En 2002, tuvo a Alemania en jaque en cuartos de final pero en el Mundial siguiente apenas sumaron un punto gracias a un empate ante Italia, que luego sería el campeón. Pero su mejoría se demostró cuando eliminó a la Azurra y a España en la última Copa de Confederaciones.
Por eso los yanquis no quieren estar de paso en Sudáfrica. Sus posibilidades encima se acrecientan ya que tienen la zona más fácil de todas ya que enfrentará a Eslovenia y a Argelia, dos obstáculos a priori nada complicados.
Ya no es la Selección que cuenta con jugadores en su incipiente liga local. Ahora tiene futbolistas que la rompen en Europa: Altidore (en el Villarreal), Spector y Dempsey (Inglaterra) y varios más. A este hay que agregarle el capitán Landon Donovan, sobreviviente de la geste en el Mundial de Oriente, que conduce al equipo con una brillantez notoria.
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