A México siempre le falta cinco para el peso en los Mundiales. Salvo cuando fue local en 1970 y 1986 nunca llegó a estar entre los ocho mejores. En Sudáfrica primero deberá sortear “el Grupo de la Muerte” y luego un cruce difícil.
Ese bombazo de Maxi Rodríguez en Alemania 2006 dejó a México afuera de un nuevo Mundial. La maldición de octavos seguía haciendo de las suyas y por cuarto torneo consecutivo se quedaba en la puerta de ingresar entre los mejores ochos seleccionados del planeta.
Esta etapa arrancó traumática con el fracaso de Hugo Sanchez como entrenador. Lo reemplazó Sven Goran Eriksson, quien duro apenas un suspiró, y con la clasificación en jaque regresó Javier Aguirre –había sido el DT en 2002 cuando se quedó con el grupo que compartía con Italia pero EE.UU lo eliminó en octavos-.
Más allá de los problemas en la clasificación, esta vez el Tri sabe que puede. Con la categoría de Rafa Marquez en la defensa, la conducción de Cuauhtemoc Blanco, el vértigo de Rafael Guardado y la habilidad de Geovanni Dos Santos pone a los norteamericanos como un rival de sumo cuidado. Tanto o más en 2006. Y sueña con la revancha de lo ocurrido en tierra germana ya que puede cruzarse con el equipo de Maradona, ni más ni menos.
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