Argentinos se coronó campeón del fútbol argentino después de 25 años de la mano de Claudio Borghi, un hijo pródigo del club, que volvió a La Paternal y le dio un vuelo futbolístico a un equipo que se adjudicó el Clausura merecidamente.
La Paternal es una fiesta. El barrio emblemático de Buenos Aires volvió a ser epicentro del fútbol argentino. El club que vio a nacer a varios de los mejores jugadores de los últimos treinta años: Maradona, Borghi, Redondo, Riquelme, volvió a los primeros planos del fútbol argentino. El mismo equipo que hace 25 años puso en jaque a la Juventus de Platini y Laudrup hoy volvió a festejar en el fútbol argentino. Y bien merecido que lo tiene.
Justamente un hombre de la casa, salido de las entrañas mismas de la institución, fue el máximo responsable. Claudio Borghi, quien había estado en las otras cuatro conquistas en el profesionalismo –dos torneos de AFA, la Libertadores y la Interamericana-, regresó para volver a poner al club en los primeros planos.
No era fácil la empresa. Un año antes, con Claudio Vivas como entrenador, el Bicho finalizó último. Llegó Borghi y encauzó el equipo. En el Apertura, el elenco estuvo en el lote de arriba pero a principios de años se desprendió de su máxima figura: Gabriel Hauche.
Pero el Bichi no bajó los brazos. Y convenció a José Luis Calderon para que se retire de otra forma. Esa palabra convencimiento no es casualidad. El entrenador sabe lo que quiere y tal vez lo más importante sabe como convencer a los jugadores de que pueden. Dos futbolistas olvidados por el medio, encontraron su lugar en el mundo en La Paternal: Ismael Sosa, sobretodo, y Gustavo Oberman. El ex delantero de Independiente fue una de las armas claves y actuó en un nivel superlativo.
La base solida la armaban el capitán Matías Caruzzo, un verdadero caudillo que parece de casi treinta años pero que apenas llega a 25; Néstor Ortigoza y Juan Ignacio Mercier. El primero tiene nivel de Selección y no es menos que algunos de los citados por Maradona. Los dos mediocampistas jugaron de manera brillante. Ortigoza se nacionalizó paraguayo para jugar un Mundial y el Pelado todavía tiene chances para ponerse la albiceleste en Sudáfrica. Estos fueron los mejores jugadores de un equipo que contó con actuaciones claves como las del arquerito Ojeda (atajó un penal ante Racing), Coria (goles claves), Pavlovich (fundamental en la levantada ante el Rojo).
Cuando se marchó Hauche a Racing pocos creían que un equipo que no tuvo grandes contrataciones podía pelear de tal forma. El debut no fue tan auspicioso porque apenás empató con el peor Boca de la historia y en la fecha siguiente arrancó perdiendo ante el muletto de Lanus por dos goles de diferencia –pero ese mismo día, el equipo se despertó y goleó 6 a 3-. No fue el único golpe ese pero el partido bisagra fue ante Estudiantes como visitante. Ese día Caldera marcó su primer gol en Argentinos que significó la victoria ante el equipo del que se había ido mal unos meses antes. A partir de ahí, el Bicho encadenó triunfos hasta llegar al triunfo merecido ante Huracan que permitió la vuelta olímpica en la última fecha. Así Argentinos fue Campeón. Un Campeón más que merecido.
La Paternal es una fiesta. El barrio emblemático de Buenos Aires volvió a ser epicentro del fútbol argentino. El club que vio a nacer a varios de los mejores jugadores de los últimos treinta años: Maradona, Borghi, Redondo, Riquelme, volvió a los primeros planos del fútbol argentino. El mismo equipo que hace 25 años puso en jaque a la Juventus de Platini y Laudrup hoy volvió a festejar en el fútbol argentino. Y bien merecido que lo tiene.
Justamente un hombre de la casa, salido de las entrañas mismas de la institución, fue el máximo responsable. Claudio Borghi, quien había estado en las otras cuatro conquistas en el profesionalismo –dos torneos de AFA, la Libertadores y la Interamericana-, regresó para volver a poner al club en los primeros planos.
No era fácil la empresa. Un año antes, con Claudio Vivas como entrenador, el Bicho finalizó último. Llegó Borghi y encauzó el equipo. En el Apertura, el elenco estuvo en el lote de arriba pero a principios de años se desprendió de su máxima figura: Gabriel Hauche.
Pero el Bichi no bajó los brazos. Y convenció a José Luis Calderon para que se retire de otra forma. Esa palabra convencimiento no es casualidad. El entrenador sabe lo que quiere y tal vez lo más importante sabe como convencer a los jugadores de que pueden. Dos futbolistas olvidados por el medio, encontraron su lugar en el mundo en La Paternal: Ismael Sosa, sobretodo, y Gustavo Oberman. El ex delantero de Independiente fue una de las armas claves y actuó en un nivel superlativo.
La base solida la armaban el capitán Matías Caruzzo, un verdadero caudillo que parece de casi treinta años pero que apenas llega a 25; Néstor Ortigoza y Juan Ignacio Mercier. El primero tiene nivel de Selección y no es menos que algunos de los citados por Maradona. Los dos mediocampistas jugaron de manera brillante. Ortigoza se nacionalizó paraguayo para jugar un Mundial y el Pelado todavía tiene chances para ponerse la albiceleste en Sudáfrica. Estos fueron los mejores jugadores de un equipo que contó con actuaciones claves como las del arquerito Ojeda (atajó un penal ante Racing), Coria (goles claves), Pavlovich (fundamental en la levantada ante el Rojo).
Cuando se marchó Hauche a Racing pocos creían que un equipo que no tuvo grandes contrataciones podía pelear de tal forma. El debut no fue tan auspicioso porque apenás empató con el peor Boca de la historia y en la fecha siguiente arrancó perdiendo ante el muletto de Lanus por dos goles de diferencia –pero ese mismo día, el equipo se despertó y goleó 6 a 3-. No fue el único golpe ese pero el partido bisagra fue ante Estudiantes como visitante. Ese día Caldera marcó su primer gol en Argentinos que significó la victoria ante el equipo del que se había ido mal unos meses antes. A partir de ahí, el Bicho encadenó triunfos hasta llegar al triunfo merecido ante Huracan que permitió la vuelta olímpica en la última fecha. Así Argentinos fue Campeón. Un Campeón más que merecido.
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