Boca no levanta vuelo y permanece atado a la mezquindad que ofrece su técnico que parece no darse cuenta que dirige a un grande y cada vez es más amarrete.
Falcioni se metió solito en un laberinto y ahora no puede salir. No es que Boca sea un laberinto, sino que el se inventó problemas cuando decidió prescindir de Riquelme ante All Boys, y el Xeneize dejó dos puntos que hoy parecen de oro. Si no que también el equipo se pegó un golpe innecesario ese día, que sin dudas debe haber tenido sus consecuencias en los siguientes tres partidos.
Luego llegaron esos dos triunfos seguidos que resultaron ser pan para hoy y hambre para mañana. Porque Falcioni lo hizo con un esquema ultraamarrete y no se animó a cambiar. Había apostado un pleno a la ruleta, y la suerte lo puede acompañar una vez. O dos. Pero no tres.
Ante Lanús, Boca no fue notoriamente superado pero con Palermo casi retirado y con un Riquelme siempre al borde de la lesión, le faltó peso ofensivo. Ni Chavez ni Erviti fueron las ruedas de auxilio que Román – o mejor dicho que necesita esta versión del enganche, porque si el físico le permitiera ser el de 2007, el Diez podría sacarle agua de las piedras-. Justamente picapiedras son muchos de los compañeros. Monzón volvió a ser un desastre y el resto lo acompañó para que no se resalte tanto lo mal que actúo el lateral de la selección.
Lo del Granate no fue brillante. Tampoco se brindó por el espectáculo, sino que también salió a ver que pasaba. Le salió bien porque su Riquelme, o sea Diego Valeri-tal vez el jugador más parecido al diez de Boca- frotó la lampara. Luego llegó el segundo gol de Hoyos –le ganó en el salto a Insaurralde, algo que no es mérito porque hasta Papa Pitufo le gana-.
Así esta Boca. Otra vez lejos de la punta. El colmo que se armó para pelear y ahora está a ocho del puntero. El golpe de gracia es que el líder es River. Pero imposible. El tiempo dira para que está Boca tiene jugadores para ganar los diez partidos que faltan. El problema es que varios jugadores y el propio técnico ni se dieron cuenta de que juegan Boca. O lo que es peor, se dieron cuenta y la camiseta le pesa como 100 elefantes.
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