lunes, 5 de julio de 2010

Un giorno tristisimo

Ya habrá tiempo para hacer un profundo análisis de lo hecho por Maradona y si debe continuar o no. Aparte del poderío alemán, una ensalada de desajustes propios fueron los detonantes de que el volcán haya hecho erupción.

1) Los formación inicial. México fue el aviso de que las cosas no estaban bien cuando se le regaló la pelota. Alemania tenía un poder superior al Tri. Muy superior. Si Chicharrito Hernández nos complicó; Ozil, Muller, Podolsky, Schwesteiger, Klose nos iban a lastimar. En el mediocampo se necesitaban variantes, Di María, con un bajo nivel en el torneo, era otra opción para salir de la alineación y darle un sentido más batallador con el reingreso de Jonás Gutiérrez, que por fin podría jugar en su puesto. O en su defecto, que ingreso Verón y liberar a Messi de su retroceso innecesario que se vio obligado en el juego ante los aztecas. Las vacilaciones defensivas de Demichelis imploraban que se eyecte a este defensor del once titular. La dupla Burdisso-Samuel daba mucha más confianza.
2) Las modificaciones durante el cotejo: Otamendi ya había fallado en el primer gol y se había echo a amonestar. El pibe era un manojo de nervios. Clemente Rodríguez le podía aportar la posibilidad de abrir la cancha y ser más ofensivo sin desequilibrar a todo el equipo. Pero el técnico postergó más de veinte minutos dicha salida y puso a Pastore, quien era uno de los candidatos a entrar junto a Verón, pero no por el defensor sino por algún volante, ya que el equipo terminó siendo a un más desequilibrado. Al rato sacó a Di María y puso a Agüero, otro delantero que echó más nafta al fuego. Y no pasa por quemar todos los cartuchos, sino que pasa porque se está quemando prestigio. Porque era una invitación y la goleada llegó.
3) Los bajos niveles de los futbolistas: Sin un funcionamiento colectivo aceitado, Argentina siempre dependió de lo que realicen sus jugadores. “Como se levanten los players”, diría Basile, otro DT jugadorista. Y los futbolistas nunca se levantaron, durmieron la siesta durante casi noventa minutos. Casi ninguno se salvó. Tévez y Mascherano pusieron empeño y Messi se vistió de Xavi, Iniesta y Yaya Toure pero él es mejor cuando es Messi. Pero no alcanzó.

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