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Belgrano superó a River en Córdoba por 2 a 0 y se quedó con el partido de ida de la Promoción. Ahora, el Millonario está obligado a ganar por dos goles para permanecer en Primera.
Ya no sorprende nada a esta altura. River dio otra pálida imagen y perdió por 2 a 0 en Córdoba ante Belgrano. El triunfo del local fue inobjetable pero la serie todavía está abierta porque en un contexto en donde importa siempre el semblante, la templanza y el animo, dos goles no son inalcanzables.
En los primeros minutos, el Millonario intentó demostrar que era de una categoría mayor. Sorprendió la presencia de Funes Mori (otra vez perdió un gol increíble), Mauro Díaz y Cirigliano. Solo este último estuvo a la altura de las circunstancias, siendo de lo mejor junto a Lamela, en ese arranque esperanzador.
Pero de a poco, el anfitrión empezó a hacer pie y a tener vuelo con César Pereyra y Franco Vázquez. En la primera clara, este último asistió al Picante pero Carrizo atoró bien. Al rato, otra vez Pereyra probó de afuera del área e hizo revolcar al arquero de la Selección. Pero en la jugada siguiente, Adalberto Román cometió un penal infantil, que el árbitro no vio pero fue avisado por su asistente Yamil Bonfa. Mansanelli le pegó con toda la furia y abrió el marcador.
El Millonario después de un rato intentó inquietar a Olave pero el portero generalmente respondió con sobriedad. Casi que no tuvo grandes situaciones para empatar en lo quedo del período, salvo un tiro libre de Díaz que el guardameta voló y mandó al córner. Demasiado poco.
En el complemento, la B sacó rédito de otro tiro de esquina. Esta vez, Lollo cabeceó sin marcas y el Picante la empujó debajo del arco, ante la marca de Arano. 2 a 0. Demasiada diferencia por lo visto en la cancha. Pero igual era justo. La parsimonia de los jugadores de River irritó a su hinchada que invadió a la cancha para reprochar la actitud.
El partido estuvo detenido veinte minutos. El fervor Pirata se enfrió y River sacó tajada de la situación, aunque solo en el desarrollo porque salvo en algunas excepciones, como en un mano a mano que casi Olave comete penal a Lamela o en un gol anulado por off side de Ferrari, todo fue con centros o tiros de larga distancia.
El final fue previsible, más allá de la difícil situación que vive River la serie está abierta. Pese a que el Millonario deberá afrontar la revancha sin Ferrari, Almeyda y Román, no está dicha la última palabra.
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