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Un garrafal error del juvenil arquero de River Chichizola le permitió a Palermo cambiar el curso de un clásico en el que el Millonario había sido muy superior en los primeros minutos. Luego de esa falla, el Xeneize emparejó y pudo haber ganado.
Siempre se dice que dos clásicos seguidos no salen iguales, y que cada partido hay que jugarlo. Y eso quedo demostrado en estos partidos de veranos; luego de la inobjetable victoria de Boca hace diez días en Mar del Plata, en Mendoza por un momento se intercambiaron los papeles, pero Martín Palermo salvó la ropa. Otra vez.
River tuvo un arranque furioso en los primeros veinte minutos. Cuando Lamela juega, el equipo de Jota Jota tiene algo de brillo. Cuando el juvenil cae en sus lagunas, es un dolor de ojos ver al equipo de Nuñez, porque con el entusiasmo de Almeyda y Pavone no alcanza, teniendo en cuenta que Buonanote hace rato no es aquel que la descosía en los tiempos de Simeone. Pero en ese arranque, Lamela volvió locos a todos, y Almeyda con la colaboración de Acevedo copó el mediocampo.
Boca entró dormido y no sufrió mas goles fue por la reacción de Javi García que abortó sendos remates de Lamela, con colaboración del palo, y Almeyda. En el medio Pavone se sacó la mufa y ajustició al uno Xeneize, que alcanzó a salvar en primera instancia pero no pudo en la siguiente.
Nada que ver un cotejo del anterior. Boca parecía dormido y fundido. Su rival enérgico y ambicioso. Pero apenas tuvo una, no desaprovechó. Colazo tiró un centro, la pelota le picó mal al joven Chichizola, y la pelota encima se levantó y le quedó en la cabeza ni mas ni menos que a Palermo, que no perdonó.
Ahí fue otro partido. Mouche lo complicó a Maidana, que se pareció más al que jugaba en Boca. Colazo también. Y Rivero creció en la mitad de la cancha. El Xeneize pasó a dominar el juego, predominio que se alargó hasta el primer cuarto de hora del complemento, momento en el cual despilfarró dos chances.
Luego sacó el pie del acelerador y vio con buenos ojos un empate que le daba la Copa Desafío. River ni se empeño en evitarlo. Así que el empate fue previsible. Y justo también. Boca va confiado al arranque del torneo porque fue el mejor del verano en definitiva. River mejoró considerablemente lo hecho en Mar del Plata pero no le alcanzó para ganar un partido.
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