lunes, 16 de mayo de 2011
PaPalermo por siempre
El Titán se despidió de los superclásicos con un nuevo gol, y le regaló la victoria a Boca sobre River por 2 a 0. El primer tanto fue un blooper de Carrizo que se metió la pelota en el arco que cambió el trayecto de un partido que había empezado con supremacía de la visita.
La historia terminó como había empezado hace 14 años. Martín Palermo, de cabeza, le dio una nueva victoria a Boca sobre River, como había sucedido en áquel clásico, en el que justamente se despidió Diego Maradona. No merecía otro final el Titán del área. El optimista del gol. El cotejo tuvo un tintes dramáticos no solo por la despedida de Palermo, sino por la situación de River, que quedó tambaleante con los promedios. Por eso la fiesta del local fue completa, más allá de lo lejos que está del título.
Dentro del clásico hubo dos mini duelos que eran claves: Carrizo vs Palermo y Riquelme-Almeyda. El segundo casi pasó desapercibido, ambos ídolos estuvieron lejos de su mejor perfomance ante el clásico rival y fue casi un empate técnico hasta el descarrilamiento del Pelado en el final.
Pero el otro tuvo un claro vencedor. El muchacho de la película tenía enfrente a un rival al que nunca pudo derrotar por torneos oficiales, el mejor arquero del fútbol argentino. El nocaut técnico se desencadenó en cuestiones de minutos. Primero, Carrizo se metió la pelota adentro de su propio arco en un blooper inexpicable. Si uno que no vio el partido se enteraba que un arquero se hacía el gol en contra hubiera pensado en el arquero de Boca, pero Lucchetti, sin embargo, de pobre campaña en su club jugó su mejor partido en el arco Xeneize.
Segundos después en una nueva pelota parada, con su rival groggy, Boca asestó el golpe de gracia. Tras un centro, el esférico le quedó en la cabeza a Palermo, quien por arriba definió ante la salida de Carrizo.
Antes, del primer tanto, River fue mejor. Lamela encontró algunos huecos entre la línea de medios y la zaga central, y generó muchos problemas. Pavone puso empeño pero a Funes Mori lo volvió a superar el contexto –intendedible decisión de JJ de borrar a Buonanotte-.
El Millonario evidenció una vergüenza deportiva que duró hasta los primeros quince del complemento. Ahí tuvo las mejores situaciones, tres en total, pero hasta Monzón sacó de la línea un tiro. Boca tuvo sus chances para liquidar pero Mouche no estuvo fino en la definición. Con Román opaco, todas las luces fueron para Palermo, pero hay que destacar el voluntarioso trabajo de Chavez.
Loustau, de decepcionante tarea no cobró una falta de Insaurralde a Funes Mori, tal vez porque de lejos no vio el empujón y no quería expulsar al defensor de Boca, que ya estaba amonestado por un foul idéntico al de Ferrero que no obró con la misma vara. Después los agarrones en el área hubo diez mil, pero nunca se cobran. El refería quiso muñecar el clásico pero le salió mal. Al final, fue responsable del bochorno del final. Tuvo que expulsar a Clemente y a Almeyda, porque ya era demasiado, era vale todo para los dos lados.
La fiesta fue completa. Por el triunfo en el clásico. Por el presente del rival que quedó al borde de la Promoción. Pero el ídolo tuvo su despedida merecida. Palermo se va como llegó. Siendo verdugo de River –le anotó nueve goles oficiales-. O papá. Papá por siempre.
SINTESIS
BOCA: Lucchetti 7; Clemente Rodríguez 6, Caruzzo 5, Insaurralde 5, Monzón 6; Chavez 7, Somoza 6, Colazo 5, Riquelme 5; Mouche 6, Palermo 7RIVER: Carrizo 3; Ferrero 5, Maidana 5, Roman 5; Ferrari 5, Acevedo 5, Almeyda 3, Pereyra 5; Lamela 7, Pavone 6, Funes Mori 3
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