lunes, 23 de mayo de 2011

Apocalipsis Now


River vive su peor momento; tras el empate ante San Lorenzo quedó en zona de Promoción a solo cuatro fechas del final. El domingo, visita a Olimpo, en una oportunidad para salir del fondo.

El mundo no se terminó el sábado, como decían esos pronósticos apocalípticos. Tal vez para Juan Pablo Carrizo hubiese sido mejor que eso ocurra. Luego de un nuevo error garrafal, el arquero de River, tantas veces héroe, volvió a quedar en el ojo de la picota. Y su equipo, al filo del abismo, y en zona de Promoción, a solo cuatro fechas del final de la temporada.
La profecía del fin de los días quedo trunca. Lo más cercano al apocalipsis, alrededor de las 18, la hora señalada, fue ese gol de Olimpo convertido por Aguirre, y dejaba a River en Promoción, antes de jugar ante San Lorenzo, un duelo chivo, más teniendo cuenta el contexto y que el conjunto de Jota Jota no tenía a dos soldados claves como Maidana y Almeyda.
Los fantasmas parecían quedar archivados, con el golazo de Caruso. Más teniendo en cuenta, que el Ciclón pese a tener el balón era timorato e inofensivo. El Millonario, parecía estar en su salsa made in JJ, o sea, defenderse y contragolpear. Pero apareció el villano de esta historia. El mismo que era ídolo no hace mucho. Un tiro de lejos del recién ingresado Jonathan Ferrari, encontró la mantecosa resistencia de Carrizo y la pelota se metió en el arco.
No conforme con eso, el arquero siguió jugando con el corazón de los hinchas. Quiso gambetear a Romagnoli, la figura del partido, pero se hizo un nudo, que casi le cuesta el gol. El mismo nudo se le hizo a todos los simpatizantes millonarios.
Esta vez no hubo culpas para el arbitro del partido. Incluso Lunatti favoreció a River con la apresurada expulsión de Matías Giménez, pero no hubo mucho tiempo como para que esa acción incidiera en el resultado. Esta vez le llegó el tiempo del mea culpa para los jugadores, técnicos y dirigentes de River. Tiene tiempo. Si gana en Bahía Blanca, llegará al Olimpo. Si no, estará en el infierno. Quedan cuatro partidos, los rivales como Arsenal y Tigre tienen cotejos también complicados. River depende de si mismo, de un cambio de actitud para que el apocalipsis no se lo devore.

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