domingo, 12 de agosto de 2012

Que la llama no se apague

La participación argentina en los Juegos Olímpicos marcó un retroceso en las medallas obtenidas en comparación con Beijing 2008. La hazaña de Sebastián Crismanich fue un hito personal basado en su esfuerzo y su talento, que decora el medallero pero es un oasis en medio del desierto. No alcanza con las becas y la creación del Enard. Se terminaron los Juegos Olímpicos de Londres 2012, una cita que dejó grandes alegrías para el deporte argentino pero con una sensación de que el país debe redoblar esfuerzos para no estar cerca de las potencias pero al menos marcar el camino entre los países sudamericanos. La gesta de Sebastián Crismanich en un deporte que ingresó al programa olímpico recién hace tres juegos, es resultado del talento y estrategia de un chico que se hizo un lugar en un deporte que tuvo furor en los niños en los noventa pero que no tiene nada que ver con un plan gubernamental. Los otros logros fueron la medalla de plata de Las Leonas, una costumbre argentina en los podios de los últimos cuatro Juegos, que lamentablemente no pudieron cristalizarlo con el oro, pero la nueva generación que viene asomando demuestra que puede haber vida después del retiro de Luciana Aymar. El yachting volvió a dar una medalla, esta vez sin Carlos Espíndola. Ahora Juan De la Fuente y Esteban Calabrese le dieron el bronce. Pudo ser mejor si no fuera por la descalificación de Julio Alsogaray, sino hubiese sido descalificado en la anteúltima regata antes de la medal race. Juan Martín Del Potro estuvo a un paso de la hazaña ante Roger Federer pero no pudo. Le ganó a Djokovic, y ganó un bronce casi dorado. Su perfomance lo vuelve a poner entre los jugadores que pueden dar el salto. Además logró un diploma junto a Gisella Dulko en dobles mixto. En todos estos casos se ve, claros ejemplos de talentos personales o buenos trabajos de la federaciones de cada deporte. En este ejemplo, hay que ubicar a la Generación Dorada de Basquet que estuvo ahí del bronce. La creación de la Liga Nacional hace casi treinta años le dio una competencia firme a un equipo que por primera vez pudo quedar como el segundo deporte del país. Fue el último Juego Olímpico para esta camada. No hay un recambio, que este a la altura de esos logros, por lo tanto, en los siguientes años, se verá la gran dimensión de la gesta de los Ginobili, Nocioni y Scola. La tristeza por la generación que se va, se puede aplacar con la llegada de otra pero en otro deporte. Es el caso de voleybol. La eliminación en cuartos demostró que es un equipo joven que puede alcanzar un roce internacional en los próximos cuatro años, que lo pueden poner de cara a una lucha más ambiciosa. El remo volvió a estar en una final olímpica. Esta vez en el Doble Scull de Ariel Suárez y Cristian Rosso alcanzaron un cuarto puesto. El canotaje salió quinto de la mano de Miguel Correa y Rubén Rezola. Cerquita de las medallas también quedaron los judocas Paula Pareto y Emanuel Lucenti. La gran actuación de Germán Lauro, sexto en lanzamiento de martillo, volvió a poner al atletismo en una final olímpica pero bien cerca del podio, batiendo sus propios records personales. Otro que marcó un hito en la historia del deporte argentino, fue Federico Molinari, quien se convirtió en el primer argentino que se clasificó a una final de gimnasia deportiva en un Juego Olímpico. Los deportes por equipo también tuvieron otros participantes, como el handball y el hockey masculino quienes no pudieron cumplir el objetivo de meterse entre los ochos primeros, pero son una generación que puede crecer todavía. En los últimos años, el Gobierno fundó el ENARD, un centro de alto rendimiento deportivo, que no tuvo grandes dividendos en estos Juegos. Sin embargo, habrá que redoblar los esfuerzos. Lo llamativo es que en los balances de dicho centro, el yachting, el hockey y la natación son los deportes con más presupuesto destinado. El remo fue otro de los deportes más beneficiados y el cuarto puesto hizo que valiera la pena. Pero el deporte que más satisfacción tuvo en este Juego Olímpicos es uno de los deportes con menos beneficios. El presupuesto destinado a taekwondo es inferior a deportes como tiro o arquería que no mandaron un solo deportista. El boxeo amateur sin dudas el deporte que a lo largo de la historia que más alegrías dio es casi dejado de lado. En los deportes por equipo, el handball tiene casi el mismo dinero que el vóley y el básquet juntos. Después llegarán las preguntas de porque no hay sucesores de igual valía en la Generación Dorada, o porque el vóley no puede dar el gran salto. El aporte que puede dar un gobierno no alcanza con becas para deportistas. Si no que se ve en la formación de los futuros deportistas, en los comienzo. Un país con jóvenes educados con acceso al deporte desde edades tempranas, no solo se verá un crecimiento en los medalleros, sino que también en otras índoles sociales y salud. Cuando el joven llega a edad de juego olímpico, por ejemplo, no alcanza con pagar pasajes o botes más nuevos, porque los jóvenes de otras potencias tienen una experiencia de empezar a competir desde muy jóvenes, con mucha práctica. El espejo de Argentina no tiene que ser las grandes potencias, pero no puede darse el lujo de seguir de estar por debajo de países sudamericanos. Brasil la gran potencia del continente nos pasó recién en los últimos tres Juegos como líder del continente. Colombia y México nos superaron. Ni que hablar de Cuba.

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