Messi con sus actuaciones barcelonistas hace ilusionar con el sueño del título mundial. Algunos lo idolatran, otro lo defenestran. Solo hay que dejarlo ser el mismo, sin endiosarlo y sin crucificarlo si los resultados no se dan.
Apenas 22 abriles tiene en su haber. Ese genio que deslumbra al mundo es argentino. Pero por ahora no es profeta en su tierra. En dos meses todo el país se va encolumnar detrás de él para conseguir el Mundial después de 24 años. El es Lionel Messi, figura descomunal del mejor equipo del planeta: Barcelona. Pero siempre están los depredadores. El medio es hostil. Los mismos que crucificaron a Ortega, a Veron y a Riquelme en las últimas tres copas, ya se relamían con los clavos en mano para hacer lo mismo con él si Argentina no se clasificaba.
Pero la Selección entró por la ventana y él tal vez haya tenido mucho que ver. Era uno de los responsables. Porque bajó mucho su rendimiento. Pero no fue el único. Mascherano, Tevez, por citar unos nombres también decrecieron en su nivel. Pero nadie los defenestró. ¿Será porque estos hablan con el periodismo? Y Messi con su timidez a cuestas recién habla cuando llega a España.
Su nivel asombra al mundo. Y también asombra su baja perfomance con la celeste y blanca. Eso es cierto, es innegable. Si comparamos, el propio Maradona tuvo que esperar a los 26 años para ser lo que fue. En España ´82, con la misma base de Argentina 78 como compañeros, el Diez hizo patito. Un par de goles, muchas faltas en contra y una expulsión fue lo que dejó la actuación del Diego. Luego tuvo una mediocre participación en Eliminatorias y nada para destacar en Copas Américas.
Messi hasta ahora le dio un título juvenil –igual que Maradona- y un Juego Olímpico, con participaciones determinantes. Además se puede decir algo, a favor del rosarino. Su compañero de ataque fue Gustavo Oberman. El de Diego, fue Ramón Díaz. Se podría decir que Messi lo ganó solo ese torneo y tenía la albiceleste pegada al pecho.
Pero lo que se recrimina es en la Mayor. Comparemos los acompañantes en la Selección. Cuando el Coco Basile lo juntó con Riquelme, Veron, Cambiasso, se vio al mejor Messi con la casaca nacional. Un mediocampo parecido al de Barsa con Iniesta, Xavi o Busquets. Pero Coco duró poco en la Selección.
Y el nuevo entrenador decidió darle más cabida a jugadores sacrificados. Messi en Catalunya tiene a Alvez que le pica por la espalda, los dos cerebritos –Iniesta y Xavi- que le devuelven la pelota redonda. Si Lionel tiene que tocar en la Selección, no tiene laterales que le pique por atrás, Mascherano le puede devolver alguna pelota redonda pero no todas como los mediocampistas barcelonistas, Jonas agarra la pelota y por su naturaleza agacha la cabeza y no puede tocar con él y adelante sólo hay un delantero que le genera espacio y no dos como en el bosquejo de Joseph Guardiola.
Y el otro interrogante que surge. Es sí Maradona quiere que Messi sea su díscipulo. Porque lo ayuda demasiado poco. El seleccionador prefiere jugadores toscos para el resto del armado del equipo y Messi está mas solo que perro rabioso. Asi la cosa depende del genio del 10 de Barcelona. No es poca cosa. Pero demasiada responsabilidad para un pibe de apenas 22 años.
Para colmo están los que le reprochan que no siente la camiseta. La remera de una selección de un país que le dio la espalda cuando más lo necesitaba. Fue España el que lo acogió, lo cobijó, lo fortaleció y le dio alas para ser lo que es ahora. Encima lo protegen. Lo que corresponde. Lo que merece. Sin embargo, Lío eligió jugar para Argentina, cuando podría haberse nacionalizado.
Los grandes a veces son incomprendidos hasta que llega el momento de la adoración completa. La Pulga está en ese camino. Sólo hay que dejarlo ser el mismo. Si el se cree que puede ser el sucesor de Maradona, va a ser mejor que el Diego. De él depende. Pero de nuestra parte, solo queda un camino protegerlo. Ya tendrá tiempo para demostrar.
No diga fútbol, diga Messi... Los mismos que ayer criticaban a Bielsa son los que hoy le dan la espalda a la Pulga. El tiempo me dará la razón!
ResponderEliminar